TEOLOGIA ESPIRITUAL
Conceptualizando; es aquella parte de la teología
católica que, a partir de los datos revelados y de la experiencia espiritual de
los santos, indaga la vida espiritual: su concepto, los modos de progreso desde
los inicios hasta la cumbre de la perfección mística.
Las fuentes En
primer lugar, la Sagrada Escritura. En segundo lugar, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. En tercer lugar, los escritos de los santos especialmente
de los místicos. Otras fuentes, vidas de los santos y el estudio de los
fenómenos religiosos de las demás religiones
Naturaleza
La
teología espiritual es una ciencia que parte del árbol de la teología, su
intención es estudiar el dinamismo de la vida sobrenatural cristiana,
atendiendo su desarrollo perfectivo, sus connotaciones psicológicas y
metodológicas. Por lo tanto, si la teología espiritual optara por la
experiencia, dejando de lado la doctrina teológica, quedaría reducida a un
fideísmo experiencial sujeto a los subjetivismos arbitrarios, o al error. Es por ello, que la verdadera
espiritualidad cristiana cuida bien de integrar el ontologismo de las ideas con
el psicologismo de la experiencia y concede el primado a los principios
doctrinales. Digámoslo de otro modo: espiritualidad cristiana verdadera
es aquella que en la práctica hace santos a
quienes la siguen.
Ciencia
difícil, ignorada y preciosa
La verdadera espiritualidad cristiana es
frecuentemente ignorada. Ciencia y experiencia dan conocimiento, y cuando de los caminos
del Espíritu no se tiene ciencia ni se tiene experiencia
-supuesto no infrecuente-, se padece ignorancia. Hay varios errores y peligros que conviene señalar abiertamente:
ü La ignorancia en temas de ascética y mística con
frecuencia no se reconoce: Se reconoce sin
dificultad desconocimiento a la exégesis Bíblica, o ciertas cuestiones dogmáticas, morales, históricas,
litúrgicas o canónicas. Se consultan a los
libros o a los expertos. Pero en cuestiones de espiritualidad se suele confiar en criterios propios, se da por hecho que está
bien formada la conciencia, el saber
discernir. Cuando por ignorancia estos sufren males y flaquezas Hay en esto
sin duda un desprecio del conocimiento.
ü La doctrina falsa o mediocre es frecuente en temas
espirituales: No es fácil hacer bien lo que es difícil. Basta repasar
una biblioteca de espiritualidad para comprobar
cómo, en todas las épocas, la calidad se ha visto muchas veces cubierta por la cantidad mediocre. Los
caminos anchos, andados por muchos, se recomiendan
más que aquellos estrechos que llevan a la perfección: éstos son conocidos por pocos, y caminados por menos (Mt
7,13-14).
ü No abundan los buenos guías espirituales: El maestro que da unas enseñanzas verdaderas, pero muy generales, ayuda poco al que busca la
perfección. Pero el peligro mayor está
en los guías ignorantes o malos. «Si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo» (Mt 15,14).
Espiritualidad y espiritualidades
En primer lugar estudia como el Espíritu Santo actúa en
los cristianos. Seguidamente, este
actuar lo hace con algo en común, se define (Naturaleza). Como resultado; evidenciar la acción del Espíritu divino que reciben los cristianos una
espiritualidad común y varias espiritualidades
peculiares.
¿Hay cabida para la espiritualidad hoy?
En la actualidad
la búsqueda de la espiritualidad, tiende hacia la corriente del Oriente
Cristiano, este influjo espiritual va desde las publicaciones, escritos hasta
la aplicación de métodos a la oración. Otro fenómeno son los nuevos movimientos
religiosos, las sectas, el ocultismo y una de las más difundidas es la nueva
era.
Los reparos
Algunos tienen ciertos rechazos por la espiritualidad; Unos manejan
varios términos (psiquismo, inmaterialidad, materia), o la consideran inactual
y alienante, Se acusa a los espirituales de narcisismo individual y comunitario.
Otro reparo es el de los
partidismos,
se basa en la
experiencia de haber conocido espiritualidades que se presentaban de forma
excluyente.
Entre los reparos especiales
tenemos; Los reparos desde la psicología, proporciona una seguridad, una
serenidad y un campo de afirmación. El hombre frustrado encuentra la solución
en la espiritualidad, que le da respuesta a todo. Ve a la religión en función de la sociedad y la valora
como/actor de integración social. Se reduce la religión a mera proyección de
significaciones humanas. Reducir la religión a proyección humana.
Ahora bien, la espiritualidad
es vida; y, como tal, tiene su ritmo de desarrollo. Los reparos a la
espiritualidad son a veces la respuesta a las exigencias de la espiritualidad.
Si aceptamos, de entrada y como aproximación, que la espiritualidad es la vida
estructurada desde la fe, la espiritualidad comporta inmediatamente una serie
de compromisos.
Distintas formas de entender la espiritualidad
Es sinónimo de vivir bajo la
acción del Espíritu. Vida espiritual y vida en el Espíritu se presentan como la
misma realidad. Desde la esencia de la religión
es una relación asumida, es relación integral, de todo el hombre, bajo
un punto que converge, pues se trata de una filiación de Hijos en el Hijo;
entrañados en el Padre, es decir la fraternidad.
La vida en Cristo
La vida en Cristo expresa la intención
de ir más allá del mero conocimiento histórico-teológico de Jesús, que se da
por supuesto; lo que se pretende estudiar es la relación de la vida del
cristiano con Cristo.
El planteamiento
que se haga de dicha relación. La verdadera relación con Cristo debe llevarnos
al Padre y al Espíritu, y ahí está su garantía. El dato fundamental en el cambio de la relación entre el
hombre y Dios es el don que Dios hace de sí mismo.
Somos
hijos en el Hijo. La filiación entraña una
relación peculiar con Cristo. Sabemos que Jesús es el revelador del Padre y es
él quien introduce a los hombres en la vida filial. La filiación divina, que es
una participación de aquella relación única e irrepetible que Jesús tiene con
el Padre, sólo es posible desde la comunión con él. Es participar de lo que es
él, Hijo. Esta comunión con el Hijo se da desde la encarnación y desde la
participación de la Pascua. La
filiación nos lleva necesariamente a la fraternidad. En Cristo somos hijos y hermanos.
Esa
hermandad hace la vida eclesial, la Iglesia no es
una mera sociedad humana, sino un verdadero misterio: tiene una condición
sacramental en Cristo, que la hace visible e invisible, institucional y
carismática, cuerpo social y misterio divino. Esto implica la comunión de los
fieles, Los
cristianos, ya sean laicos, ministros sagrados o religiosos, poseen una
«auténtica igualdad», una «común dignidad», y están vinculados entre sí por
una «recíproca necesidad». Instituciones
que implican a la jerarquía y en las que se plantea la comunión, que también
debe ser jerárquica. La comunión con la Iglesia celestial. La Iglesia, que camina hacia la
patria definitiva, no puede olvidar la comunión con la Iglesia celestial».
Esta comunión se expresa por la intercesión de los que viven ya en el seno del
Padre, por nuestra oración por los difuntos y por la veneración de los santos
que nos une a Cristo, fuente de toda gracia.
En este sentido, la comunión y
la misión de la Iglesia, además de ser dos dimensiones inseparables, se
implican mutuamente: «La comunión y la misión están profundamente unidas entre
sí, se compenetran y se implican mutuamente, hasta tal punto que la comunión
representa a la vez la fuente y el fruto de la misión: la comunión es misionera
y la misión es para la comunión».
Cabe destacar también, la
Palabra de Dios en la Iglesia, su presencia en momentos contemplativos del
cristiano, partiendo de que, la Biblia no ha caído del cielo ni tiene su origen
en el encerramiento de hombres solitarios, sino que es más bien la palabra de
Dios encarnada en la historia de Israel, de Cristo y de la Iglesia primitiva:
nace en el seno del pueblo de Dios, que plasma en ella su experiencia de fe. La
palabra de Dios es comunitaria
Para finalizar, los
sacramentos existen «para la Iglesia», los sacramentos construyen la Iglesia. Y
no se trata sólo de descubrir el sentido eclesial de la eucaristía, que
aparece muy obvio, sino el de todos los sacramentos.
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