martes, 25 de septiembre de 2012

TEOLOGÌA PASTORAL



El DOCENTE COMO BUEN PASTOR

Entre las actitudes  del Pastor, es estar en guardia, vigilante y dispuesto de afrontar  peligros, observar. En base a estas características, aplicarlas a las acciones pastorales que se deben tener en la escuela, en la guía del rebaño. Se trata de estar despiertos, en guardia, dispuestos y atentos, esto exige un constante movimiento personal, desde la exigencia espiritual propia. Pasar, de ser pastor a ser oveja del “Buen Pastor”.
 Por otro lado, movimiento al cuidado del rebaño, estar plenamente dedicados en sentido estricto, (2Sam 12, 3). La pastoral en la escuela debe intervenir en todos los ámbitos de ella, guiar el eje de sus acciones. Para ello, tenemos el modelo por excelencia de fortaleza, hasta dar la vida por el rebaño. Los retos de hoy en el ejercicio demandan testimonios, compromisos de vida, es la respuesta de David al rey Saúl cuando trató de disuadirlo; “Cuando tu siervo estaba guardando el rebaño de su padre y venía el león o el oso y se llevaba una oveja del rebaño, salía tras él, le golpeaba y se la arrancaba de sus fauces, y si revolvía contra mí, lo sujetaba por la quijada y lo golpeaba hasta matarlo. Tu siervo ha dado muerte al león y al oso, y ese filisteo incircunciso será como uno de ellos, pues ha insultado a las huestes de Dios vivo” (1Sam 17,34-36), es un ejemplo sumamente expresivo del valor de un pastor.
Es importante determinar el Goliat, dar respuestas de vida al rebaño, a estos desafíos. No se trata de planificaciones de bellas practicas piadosas, o, repetidas actividades, teorías sin argumentos, sino de propiciar experiencias de Fe, que respondan a las nuevas interrogantes, que brinden convicciones para dar paso a la conversión, que muestre una Iglesia viva y verdadera.
El pueblo de Israel aprendió a conocer a Dios como su Pastor. Tuvieron la experiencia de su fidelidad; y esta fidelidad es una roca sobre la que pueden construir su vida. Lo que proporciona una sensación de seguridad. Ahora bien, esa experiencia los impulsa a la misión, Jesús llama a los hombres a hacerse pastores en su nombre. El primero en ser llamado a apacentar al pueblo es Jesús y proseguirá su misión en nosotros; “Os pondré pastores según mi corazón que os den pasto de conocimiento y prudencia” (Jer 3, 15)
En definitiva, asumir la pastoral, es contestar positivamente al llamado de Dios a continuar desde la realidad educativa apacentando el rebaño. Pero sólo desde el Buen Pastor, esto significa que él vela por nosotros. Crecer en la Fe significa vivir con una conciencia cada vez mayor de esta solicitud. La madurez de la Fe consiste en compartir esta solicitud de Dios para con los demás.

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