MADRE LAURA
Al
leer los Santos Evangelios, Jesús aparece lleno de compasión por las gentes que
le seguía y con las que se encontraba en el camino. Leemos en San Marcos 6, 34;
“Se le estremecieron las entrañas porque andaban como ovejas sin pastor”, y en
San Mateo 15, 32; “Tengo Compasión de esta gente que me sigue, porque hace tres
días que no han comido nada”. La Madre Laura, vivía convencida de la gran compasión de Dios hacia los Indios, porque,
“no sólo les falta el pan del alma, sino que hasta del cuerpo les falta con
frecuencia”
Por esto implora en su oración “No les
dejes más tiempo sin pastor, dales el pan de la Fe, aunque tengas que
multiplicar los milagros de tu misericordia. Deja Jeas que tu corazón se
compadezca de ellos, para que tu Gracia los salve”
Son estos milagros de la misericordia de
Dios, los que he recopilado en esta santa tan sencilla LA MADRE LAURA. Laura Montoya nació el 26 de mayo de 1874 en Jericó,
un pueblo situado al noreste del departamento de Antioquía (Colombia).
Bautizada a las cuatro horas después de su nacimiento. Procedente de una
familia muy pobre. En 1833 se graduó de
maestra y en 1911 emprendió la obra de Dios con una fundación cuyas
raíces se profundizan en el evangelio.
Conocí de ella en una Misión en la que
participé en al Guajira (Estado Zulia),
me llamó la atención cómo en lugares tan apartados como lo es la alta
guajira y tan influenciado por la guerrilla Colombiana, estas etnias conocen,
defienden y combinan la Fe. Este último termino, combinar la Fe es porque no
dejan su originalidad, desde su cultura se dicen cristianos bautizados y Católicos.
Al conversar con ellos, me cuentan con
alegría y convicción la vida de esta mujer, humilde que se adelanta al Concilio
Vaticano II. En 1930 viajó a Roma con el
fin de obtener el Decreto Laudatorio para su congregación, pidió al Papa Benedicto XV, le concediera la gracia de las Religiosas de
su Congregación (Hermanas de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena) tengan
especial permiso para salir del convento e internarse en las selvas, en los
riscos de la cordillera occidental de Colombia, en busca de los indígenas. Convirtiéndose así en férreas
Misioneras. Otro de los permisos que le pide, es que las misioneras puedan dar
la Comunión. Le fueron concedidas estas peticiones.
Muere el 21 de Octubre de 1941 a los 75
años, y el 22 de Enero de 1991 fue declarada “Venerable”, el 7 de Julio del
2003 el Papa Juan Pablo II aprobó el milagro atribuido a la intercesión de la
Venerable Laura para su Beatificación.
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